SIERRA DE LA CULEBRA (DÍA 2)
A eso de las 8 de la mañana me levanté y al rato estaba subiendo por una pista espectacular que me llevaría hasta la provincia de León, concretamente al pueblo de La Baña de allí primero por carretera y luego ya por pista, tomé la carretera de las minas hasta la provincia de orense, pero antes vamos a los detalles.
La primera pista en concreto me resultó alucinante, eso si, hay que estar un poco loco para subir por ahí solo y a esas horas, pero luego el esfuerzo se ve recompensado por unas vistas espectaculares y en esos instantes es cuando te sientes realmente libre.
De este tramo hay muchas fotos ya que lo disfrute mucho y además era largo, así que no tuve ninguna prisa en hacerlo, es como más se disfruta de la moto, sin prisa, lástima que no tengamos tiempo ni medios para hacerlo de esta manera.
Pienso que soy muy afortunado por poder recorrer estos caminos en la más completa soledad, en sitios como este entre Zamora y León te das cuenta de lo insignificantes que somos y del país tan asombroso que tenemos, solo hay que aprender a mirar para darnos cuenta de ello.
Esta pista iba tocando a su fin pero enseguida y después de dar una cuantas vueltas para encontrar el acceso a la carretera de las minas, o de las canteras, otro sitio que impresiona por su magnitud y da pena a la vez por el destrozo que supone ver esto en el monte .
Dicha carretera o pistas, por que son una sucesión de pistas entre las canteras que conseguí unir y poder recorrerlas un poco, en la mayoría de ellas atraviesan las máquinas o los camiones para que no pasen a robar me imagino que será.
Según me iba acercando se veía la pista que sube hacia ellas y por momento me imaginaba en alguna parte de Sudamérica .
Para que podáis haceros una idea de la magnitud fijaros en la mancha naranja que hay por la parte inferior, es una inmensa máquina que esta ahí sacando mineral.
Posteriormente tomé una carretera que a veces estaba asfaltada y otras veces era de tierra que me llevaría hasta la provincia de Orense, pase por pueblos que solo tenían acceso por medio de esta carretera, en invierno no quiero pensar como se mueven por aquí.
Afortunadamente aquí no llega el turismo para estropearlo, como pasa en todos los sitios donde llega, al pasar por alguno de estos pueblos recordé olores y aromas que tenía olvidados de mi niñez en mi pueblo, realmente disfruté recorriendo esta zona tan aislada y a la vez tan acogedora y tranquila.
A medida que avanzaba el día se iba nublando cada vez más, la cosa no pintaba bien, pero es lo que tiene la moto, sufres todos los rigores del tiempo.
Las carreteras de esta zona de la provincia de Orense son preciosas, en algunos tramos las cubre una bóveda natural de color verde, que no queda más remedo que parar a fotografiarlo.
Ya en la provincia de Zamora de nuevo cambiamos de registro, ahora era todo páramo e incluso con lagos, como el día estaba amenazando lluvia parecía que estaba recorriendo algún paraje de Escocia.
Abandoné la carretera para coger una pista, que me llevaría por una sucesión de embalses y lagos artificiales llamados salto del Moncabril al último objetivo, que no era otro que el embalse de Vega de Tera, tristemente famoso por la tragedia que ocurrió cuando la presa se rompió por deficiencias en su construcción e inundo la población llevándose la riada a 144 personas.
El objetivo había sido cumplido, pero nada más llegar a la presa se desató una tormenta que aparte del intenso chaparrón, los truenos retumbaban fortísimo por lo que no me quedé allí por mucho tiempo, las tormentas me dan mucho miedo, había que volver por el mismo camino, y la subida con bastantes piedras y mojadas me costó un poco. Una vez arriba y ya más tranquilo pude disfrutar otra vez de la moto y del paisaje a pesar de la lluvia.
Ya solo quedaba salir a carretera, pero todavía tenía pista y había que disfrutarla, la anécdota del día fue que me encontré a un señor con su novia o pareja en vaqueros y zapatillas en una 125 coreana, y yo creyéndome que había descubierto América con mi GS, me preguntaron que si quedaba mucho para llegar a la presa de Tera, les dije que unos 10 km, pero que no se lo aconsejaba por que había una fuerte tormenta, les dio igual, espero que no se mojasen.
Abajo se veía la autovía que tenía que tomar para volver a casa, pero antes hice un descanso y comí algo ya que eran las cuatro de la tarde y desde las ocho de la mañana no había parado nada más que a hacer fotos
La primera pista en concreto me resultó alucinante, eso si, hay que estar un poco loco para subir por ahí solo y a esas horas, pero luego el esfuerzo se ve recompensado por unas vistas espectaculares y en esos instantes es cuando te sientes realmente libre.
Pienso que soy muy afortunado por poder recorrer estos caminos en la más completa soledad, en sitios como este entre Zamora y León te das cuenta de lo insignificantes que somos y del país tan asombroso que tenemos, solo hay que aprender a mirar para darnos cuenta de ello.
Esta pista iba tocando a su fin pero enseguida y después de dar una cuantas vueltas para encontrar el acceso a la carretera de las minas, o de las canteras, otro sitio que impresiona por su magnitud y da pena a la vez por el destrozo que supone ver esto en el monte .
Dicha carretera o pistas, por que son una sucesión de pistas entre las canteras que conseguí unir y poder recorrerlas un poco, en la mayoría de ellas atraviesan las máquinas o los camiones para que no pasen a robar me imagino que será.
Según me iba acercando se veía la pista que sube hacia ellas y por momento me imaginaba en alguna parte de Sudamérica .
Para que podáis haceros una idea de la magnitud fijaros en la mancha naranja que hay por la parte inferior, es una inmensa máquina que esta ahí sacando mineral.
Posteriormente tomé una carretera que a veces estaba asfaltada y otras veces era de tierra que me llevaría hasta la provincia de Orense, pase por pueblos que solo tenían acceso por medio de esta carretera, en invierno no quiero pensar como se mueven por aquí.
Afortunadamente aquí no llega el turismo para estropearlo, como pasa en todos los sitios donde llega, al pasar por alguno de estos pueblos recordé olores y aromas que tenía olvidados de mi niñez en mi pueblo, realmente disfruté recorriendo esta zona tan aislada y a la vez tan acogedora y tranquila.
A medida que avanzaba el día se iba nublando cada vez más, la cosa no pintaba bien, pero es lo que tiene la moto, sufres todos los rigores del tiempo.
Las carreteras de esta zona de la provincia de Orense son preciosas, en algunos tramos las cubre una bóveda natural de color verde, que no queda más remedo que parar a fotografiarlo.
Ya en la provincia de Zamora de nuevo cambiamos de registro, ahora era todo páramo e incluso con lagos, como el día estaba amenazando lluvia parecía que estaba recorriendo algún paraje de Escocia.
Abandoné la carretera para coger una pista, que me llevaría por una sucesión de embalses y lagos artificiales llamados salto del Moncabril al último objetivo, que no era otro que el embalse de Vega de Tera, tristemente famoso por la tragedia que ocurrió cuando la presa se rompió por deficiencias en su construcción e inundo la población llevándose la riada a 144 personas.
El objetivo había sido cumplido, pero nada más llegar a la presa se desató una tormenta que aparte del intenso chaparrón, los truenos retumbaban fortísimo por lo que no me quedé allí por mucho tiempo, las tormentas me dan mucho miedo, había que volver por el mismo camino, y la subida con bastantes piedras y mojadas me costó un poco. Una vez arriba y ya más tranquilo pude disfrutar otra vez de la moto y del paisaje a pesar de la lluvia.
Ya solo quedaba salir a carretera, pero todavía tenía pista y había que disfrutarla, la anécdota del día fue que me encontré a un señor con su novia o pareja en vaqueros y zapatillas en una 125 coreana, y yo creyéndome que había descubierto América con mi GS, me preguntaron que si quedaba mucho para llegar a la presa de Tera, les dije que unos 10 km, pero que no se lo aconsejaba por que había una fuerte tormenta, les dio igual, espero que no se mojasen.
Abajo se veía la autovía que tenía que tomar para volver a casa, pero antes hice un descanso y comí algo ya que eran las cuatro de la tarde y desde las ocho de la mañana no había parado nada más que a hacer fotos
En hora buena por el disfrute que te da la moto y lo bien que tu lo aprovechas...
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